6 oct 2007

III Diario de nuestro Viaje a Thailandia, Camboya y Bali Junio 06

Continuación del Viaje a Thailandia y Camboya... en este post contaremos nuestros días en Bali.
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Thailandia y Camboya

DIA 16:

Tras desayunar en el hotel, salimos pitando para el aeropuerto, son las 6.15h y ya nos estaba esperando la de la agencia.

Facturamos con destino a Denpasar, saliendo nuestro vuelo a las 8.40h. así que aprovechamos para cambiar los bath que nos habían sobrado. Desde allí son 4h de vuelo hasta Bali, en esa ocasión volábamos de nuevo con la Thai.

A nuestra llegada a Bali, pagamos el visado de entrada (10€/persona) y esperamos las maletas en la cinta, cuando tuvimos todo en el carrito fuimos hacia la salida, cuando de repente llegaron dos tipos con su uniforme y tarjeta de identificación, nos dijeron que pasaramos las maletas por una cinta, así que pensamos que nos había tocado una revisión del equipaje, pero no. Se trataba de enseñar los pasaportes y los papeles de declaración de pertenencias. Los tipos pasaron con nosotros y nos dijeron que cambiáramos dinero, lo cual nos mosqueó bastante, estaba claro que teníamos que cambiar dinero pero no nos gustó que alguien nos obligará. Hablamos entre nosotros y decidimos cambiar 100€, y uno de los tipos nos dijó que no, que sacaramos más dinero. Cuando sacamos el dinero, nos pusó la mano como para cobrarlos, así que le preguntamos que por qué, el tipo ponía cara como de no entender, así que cogimos nuestras maletas y nos fuimos. Así que mucho cuidado con este tipo de timadores!!!

A la salida nos estaba esperando el guía que se llamaba Roy y parecía muy simpático y bromista, en el coche hacia el hotel fuimos con otra pareja de españoles. Lo que si nos dimos cuenta nada más salir del aeropuerto, es que el calor de Bali es mucho más soportable que el de Thailandia!

Roy es muy simpático y bromista, nos contó cosas de Bali y nos dió un folletito con las excursiones alternativas que podíamos hacer. Quedamos con él a la mañana siguiente para hacer la excursión que teníamos en el programa y a la que iríamos también con esa pareja.

Ya estábamos en Nusa Dua que es un complejo muy exclusivo de hoteles, lleno de policías y guardias. Es muy bonito, con jardínes, estatuas y todo muy verde. Nuestro hotel era el Melia Bali, tenía una recepción muy chula con fuentes y el techo decorado con pinturas de la vida balinesa. También tenía muchos sofas para poder sentarte, en nuestro caso allí esperamos a rellenar la ficha de inscripción a la llegada y donde también nos dieron un cóctel de bienvenida.



El hotel es una pasada, sobre todo por los jardínes y paseos que hay entre tanta vegetación, y encima a la orilla del mar...Tiene una piscina que central que es muy grande y también hay como lagos artificiales.


Aprovechamos para descansar en la habitación, estaba muy bien, aunque olía mucho a humedad. Tras descansar un poco, bajamos a investigar un poco el hotel y para aprovechar a comer algo. Comimos en un chiringuito que había al lado de la playa un sandwich y una hamburguesa.

Después fuimos a dar un paseo por la orilla del mar y por el resto de complejos hoteleros que están todos conectados, es muy bonito y tiene unas piscinas increíbles. Y luego ya cansaditos volvimos a nuestra habitación donde nos tiramos a la bartola el resto de la tarde, y como no teníamos mucho hambre, cenamos la tarta que nos habían dejado por ser recién casados... y a descansar.






DIA 17:

El despertador tocó a las 7.30h y con mucho sueño, nos preparamos para bajar a desayunar. Qué buen desayuno! Se notaba que estaba allí la mano española, porque había churros, tortilla de patatas y hasta torrijas! Nosotros nos aficionamos a las tortillas con queso que te hacían al momento, ricas ricas.


En recepción ya nos estaba esperando Roy para irnos de excursión, junto con la otra pareja española. Y ya listos para ir a visitar el lago Batur, el volcán del mismo nombre, la danza Barong y tiendas de artesanía en madera y las pinturas típicas balinesas.


El primer sitio donde fuimos fue a un espectáculo donde se representaba la danza Barong. En ella se representa la lucha eterna entre el Bien y el Mal, batalla que es continua hasta la muerte, en la que se verá que número de cosas buenas y malas se han hecho para ir al cielo o al infierno.

Nos sentamos en una especie de grada y gracias a un papel que nos dieron a la entrada, podíamos ir interpretando las escenas. Nos gustó mucho, los músicos en un lateral tocaban instrumentos un poco raros para nosotros, con una especie de gong, martillos y tambor.


Los bailarinas danzaban con abanicos y los ojos muy abiertos y había un dragón (=Barong) que era el bien, lunchando contra una bruja (=mal).


Tras el baile, volvimos a la furgoneta, y ahí pudimos comprobar lo mal que conducía allí la gente, había miles de motos que iban por el medio del carril y se cruzaban sin mirar. Los coches adelantaban aunque viniera alguien de frente, había gente andando por la carretera, perros vagando... En definitiva, en cada momento temíamos darnos. Mientras nuestro guía seguía haciendo bromas, como que la carne de perro es afrodisíaca...


Así llegamos a un sitio donde nos enseñaron artesanía en madera. Hacían cosas verdaderamente preciosas en madera de teca, ibisco, cocodrilo y caoba. Rápidamente nos llevaron a la tienda, donde tenían cosas impresionantes pero que costaban una pasta, evidentemente. La manía que tiene esta gente de ir detrás tuyo, te pone muy nervioso (al menos a nosotros), y desde nuestro punto de vista hace que no compres nada, ya que en cuanto tocas algo o lo miras, ya te están diciendo que te hacen un buen precio...


















El caso es que tanto nosotros como la otra pareja no compramos nada allí, desde ese momento la actitud de nuestro guía cambio radicalmente, ya no hacía bromas y se pusó súper serio... claro si no comprábamos, a él no le darían su comisión.


De ahí fuimos a Ubud que es el pueblo de los pintores, nos dicen que hay más de 1000 pintores. Allí hicimos otra parada para ver cómo pintaban y sobre todo para ver si comprábamos algo. Tenían cuadros muy bonitos y variados, pero con esa manía de ir pegados a ti, al final no compramos nada... Ahora sí que se notaba que Roy había sufrido una metamorfosis total, se acabaron las bromas, lo cual nos parece muy triste y poco profesional pero bueno. De camino, paramos para ver unos arrozales donde nos acosaron vendedores, de forma un tanto agobiante y asfixiante.


Lo siguiente fue una visita a un Templo Hinduista pero al modo balinés. Había muchas mujeres que portaban ofrendas en su cabeza y para poder visitarlo nos hicieron poner una especie de pañuelo para tapar las piernas. La verdad es que no nos aclaramos mucho con sus creencias, pero se nota que aquí son mucho más relajados aún que en Thailandia.








Y continuamos camino hasta el Mirador desde donde veríamos unas vistas espectaculares del volcán y el lago Batur. Allí mismo comimos un buffet de comida balinesa, mientras charlábamos con nuestros compis de excursión y admirábamos las vistas.



A la salida del restaurante, nos acosaron un poco los vendedores pero no tanto como en los arrozales. En la furgoneta Roy que demostró ser un perfecto caradura, nos dijó que directamente al hotel, porque para qué hacer más paradas si eran para comprar y nosotros no comprábamos nada!

Tardamos casi unas dos horas en llegar, vaya carreteras, son bastante peores que las locales de España! Es una verdadera odisea el moverse en esta isla.

Quedamos con Roy que a las 20h nos vendrían a buscar para ir a cenar al restaurante Nelayán donde degustaríamos una cena típica balinesa, y nos despedimos de él hasta dentro de 2 días cuando nos llevaría a Ubud al otro hotel.

Subimos a la habitación del Melia Bali a refrescarnos un poco y ponernos el bañador para bajar un rato a la playa. La verdad es que la playa del hotel no cubría nada, y encima tenía mucho coral, así que decidimos ir a la piscina donde disfrutamos un rato del agua hasta tarde.

Antes de irnos a cambiar y teniendo en cuenta que el agua ya estaba bastante fría, nos fuimos a dar un mini paseo por la playa, y llegamos a un mini islote al lado del hotel que estaba medio salvaje. Fue muy romántico ver cómo rompían las olas y el atardecer desde allí, os lo recomendamos.

Después, nos subimos a la habitación para cambiarnos para la cena y a la hora estábamos ya en la recepción. Nos vinó a buscar uno del restaurante para llevarnos en coche, junto con otra pareja a española a cenar. Aunque el restaurante estaba al lado del hotel y más o menos dentro del complejo hotelero. La cena resultó muy amena, intercambiando opiniones con la otra pareja que venía de Australia. La comida bien, con sabores muy buenos pero quizás un poco justa.

Y de nuevo al hotel en coche. Nos chocó tanta seguridad pero según nos explicaron se debía al atentado islamista que sufrieron dos años antes.

Al llegar, decidimos tomarnos algo con la otra pareja en el bar. Lo malo era el cantante empeñado en cantar las típicas canciones yanquies, encima todo el rato con el mismo tono, pero bueno. Y a descansar.



DIA 18:

Nos levantamos a las 9h, lo que fue todo un lujo teniendo en cuenta los madrugones que nos dimos a lo largo de todo el viaje, pero es que habíamos decidido que ese día iba a ser de relax total y que no ibamos a hacer nada de nada.

Al rato estábamos desayunando, qué peligro tiene el buffet libre de este hotel! Está todo tan bueno que no sabes que comer!

Tras desayunar, subimos de nuevo a la habitación para ponernos el bañador y directos a la playa, a ver si cogíamos algo de color, que cualquiera diría que habíamos estado por estos lares, porque no teníamos nada de color, pero bueno...

Cuando ya estábamos todo acomodados en una tumbona, se puso a llover, pero no fue mucho, así que al final nos quedamos allí tirados, leyendo, viendo el paisaje, viendo como daban de comer a las ardillas y vuelta y vuelta a ver si cogíamos algo de color. Cuando se hizó necesario un baño, decidimos irnos mejor a la piscina porque en la playa apenas te podías dar un baño.













Lo malo del agua de la piscina es que no se calienta ni con el sol, pero bueno aunque cuesta un poco meterse de primeras, al final terminamos metidos los dos. Tras chapuzear un poco, nos quedamos en una tumbona al sol, para que se nos secará el bañador y tomar un poco el sol.












Tras relajarnos leyendo al sol, decidimos comer algo en el chiringuito de la playa, donde meten unas leches por cualquier cosa que pidas de alucinar, y lo peor es que tampoco es para tanto con la comida que te ponen pero bueno, esta claro que se aprovechan al ser los únicos que hay.


Y tras comer, volvimos a las tumbonas de la piscina a tomar el sol y a darnos un bañito más. Y asi nos relajamos esa tarde, hasta que fuimos al bar para aprovechar la hora feliz y pedirnos algo para beber a unos precios no tan exagerados.

Subimos a la habitación a refrescarnos y vestirnos, ya que queríamos ir a cenar por donde el restaurante de ayer, donde había restaurantes y también puestecillos para hacer las últimas compras de regalos que nos quedaban.

Vaya lío! Entre la poca luz que había (dicen que es para no atraer a los espíritus, a nosotros nos parece más bien que para que tengas que coger un taxi) y que todo parecía igual y estaba sin señalizar. pues por poco no nos perdemos. Pero al final, por propia cabezonería lo terminamos encontrando.

Fuimos a ver los puestecillos, pero la gente de allí se pasa muchísimo con los precios, así que optamos dejar las compras para Ubud a ver si allí tenían unos precios más razonables. Lo cierto es que nos llevamos una gran desilusión con los balineses, al menos con la mayoría de los que topamos nosotros eran todos unos caraduras, aunque seguro que hay otros encantadores, pero bueno.

Al final, decidimos cenar en un restaurante que no tenía reclamo y que estaba lleno de japoneses, la verdad es que cenamos fenomenal. Primero unos rollitos de primavera para cada uno, luego pedimos tallarines y arroz con pollo al curry para cada uno, todo muy bueno. Y de nuevo para el hotel.

Nos dimos un paseo muy romántico por la playa y recorrimos toda la cala, nuestra pregunta, es dónde se meterá toda la gente? No se veía ni un alma por ningun sitio! Pero bueno, en el extremo de la cala hay una especie de cabaña, donde pasamos un rato admirados por las estrellas, el mar, el sonido del agua... el paraíso!

Antes de subir a descansar nos tomamos un cóctel en la cafetería que nos habían regalado, era una especie de zumo multifruta que estaba bueno. Y a la cama, que mañana partiríamos rumbo a Ubud.

DIA 19:

Nos levantamos a las 9h y directos a desayunar, qué lujo de desayuno! La verdad es que lo de desayunar en este tipo de hoteles, es lo mejor de todo.

Regresamos a la habitación a recoger nuestras cosas, ya que a las 11h nos venían a buscar para ir a Ubud. Para ello, llamamos a recepción para que nos fueran a buscar nuestras maletas y todo listo. Antes de que viniesen a por las maletas, fuimos a dar una última vuelta por la playa y el hotel para despedirnos y hacer unas cuantas fotos para el recuerdo.

Cuando llegamos a la habitación, ya se habían llevado todas las cosas, incluido el equipaje más de mano. Menos mal que cuando llegamos a recepción estaba todo allí, así que entregamos la llave y pagamos las cosas que teníamos pendientes.

Roy ya nos estaba esperando, así que nos montamos en la furgoneta para ir al Ubud Hagggins Gardens. El viaje duró unas casi dos horas, así que esperábamos que mereciese la pena, porque con eso de que conducen un poco mal pues se montan unos atascos increíbles.

Cuando por fin vimos el Ubud Haggins Gardens desde lejos, vaya pasada! Son como chozas con sus tejados de paja en plena ladera de la montaña rodeadas por todo lados de vegetación... sin palabras!

Según parece, llegamos antes de lo previsto porque nos tuvieron un rato esperando mientras nos preparaban la habitación. Nos bajaron a la cafetería en un funicular, donde nos dieron un cóctel de bienvenida. Las vistas son increíbles! Hay un templo justo enfrente y hay dos piscinas escalonadas de tal modo, que casi te parece que te caes para abajo. Es todo precioso! Desde aquí aprovechamos para felicitar a quien haya diseñado este hotel, es todo precioso y se notaba un cuidado extremo por los detalles, enhorabuena. Más tarde, nos enteramos que era de la misma cadena que en el que estuvimos en Camboya.


Cuando por fin nos llevaron a nuestra villa (la 43), si que alucinamos. En esos días en ese hotel entendimos como deben sentirse los milllonarios... Era como una casita, con la habitación que tenía una cama enorme con dosel y llena de flores, justo enfrente de la cama tenía un ventanal con vistas a la montaña y a nuestra propia piscina, también tenía un escritorio, el mueble de la televisión con dvd, un mueble bar.















Además tenía el servicio, con una bañera enorme que habían llenado con flores, el cambiador con todo lujo de detalles. Fuera estaba la piscina, con una especie de chozita al lado con cojines, dos tumbonas con la sombrilla un poco más lejos, y cubiertas una mesa con sillas y una ducha... increíble!





















Decidimos quedarnos en la habitación para disfrutarla sin prisas, eso sí el agua de la piscina está helada! La verdad es que costaba mucho meterse dentro de lo fría que estaba y como se está renovando continuamente el agua pues nunca se llega a calentar, pero bueno, era todo tan idílico que no importaba.


Ese día aprovechamos para tomar el sol, leer, relajarnos y disfrutar de nuestra compañía en un lugar tan paradísiaco. Sobre las 18h decidimos darnos una vuelta por el hotel para verlo y mirar si nos podemos tomar algo.

Para ir de un sitio a otro, al estar todo en la colina, te llevan en funicular, la gente del hotel es súper amable y muy educada. Bajamos en el fuinicular hasta abajo del todo, allí estaba el Spa. También había una especie de bar pero sólo debía funcionar un par de horas porque en ese momento estaba cerrado. Así que tras dar una vueltecita y ver que hay un río abajo, nos subimos en el funicular hasta arriba.

Como era muy pronto para cenar, aprovechamos para curiosear en la biblioteca donde tienen muchos libros y revistas de viajes, pero claro los viajes van acordes con el tipo de hotel, así que como se nos escapan un poco de presupuesto pero bueno, soñar no cuesta.

Tras curiosear un rato, decidimos ir a cenar al restaurante del hotel. Fuimos los primeros en llegar, así que nos pusieron en la mesa con las mejores vistas del templo de enfrente. Era una pasada el cómo te trataban, a María la ofrecieron un chal y todo por si tenía frío. Elegimos el menú que había, y fue un gran acierto porque estaba todo buenísimo y el postre una pasada.

Después de cenar, nos fuimos a nuestra choza con la sorpresa de que en nuestra ausencia habían cerrado el ventanal, bajado las cortinas del dolsel de la cama y abierto la cama... este sitio era como para sentirte una princesa y un príncipe! Antes de acostarnos, disfrutamos un rato del cielo estrellado desde nuestras tumbonas de la terraza... todo un lujo!



DIA 20:

Despertarse en este hotel era increíble, ya que estar allí era como un sueño... de tal modo que según despertabas te dabas cuenta que por narices iba a ser un día perfecto al estar en medio del paraíso!

Subimos a desayunar al restaurante y de paso preguntar cuándo salía la furgoneta que te llevaba del hotel a Ubud. Decidimos irnos sobre las 12h para ver el pueblo, aprovechar a hacer las últimas compras y comer allí. Pero como nos quedaba un rato, nos pusimos el bañador y nos fuimos directos a la piscina común. Aunque a simple vista nos pareció que el agua aquí estaría más caliente porque le da el sol, también estaba helada, así que más que bañarnos aprovechamos a tomar el sol mientras leíamos un rato.

Tras cambiarnos en nuestra habitación, subimos en el funicular hasta recepción para coger la furgoneta hasta Ubud. Para llegar en Bali de un sitio a otro se requiere mucha paciencia, porque se tarda muchísimo y el tráfico es más que caótico.

Ubud es un tanto caótico y nosotros al menos nos esperábamos otra cosa, la fama que tiene de ser el pueblo de los pintores, a nosotros al menos no nos cuadraba mucho. Hay un templo que es donde nos deja la furgoneta del hotel y donde nos irá a buscar, pero no es gran cosa.

Fuimos en busca de los regalos que nos quedaban y por casualidad vimos una especie de mercado. Era un poco agobiante, encima la gente era un poco pesada y nos daba la impresión de que te estaban engañando todo el tiempo. Así que tras comprar lo que nos faltaba, nos fuimos en busca de un poco de paz. Fuimos a una especie de bar donde comimos algo rápido y corriendo a coger la furgoneta para volver al remanso de paz y armonía del hotel.

Una advertencia! A las 18h el servicio de habitaciones del hotel viene a cada choza para abrir la cama, cerrar las ventanas... son tan serviciales que insisten e insisten en hacerlo. Tenerlo en cuenta si váis ya que a nosotros estábamos bañándonos y por mucho cartel que habíamos puesto en la puerta, aún asi casi nos entraron...

Cenamos también en el restaurante, ese día había más gente. El chef es muy bueno porque está todo de chuparte los dedos! Y después de cenar, volvimos a nuestra choza a disfrutar de ella y descansar.

DIA 21:

Tras desayunar, Alberto se quedó en la habitación leyendo y dándose un baño, mientras María bajo al spa a que la diesen un masaje. El spa era una verdadera pasada! En el servicio donde te cambias, tenían hasta ducha y bañera y te daban un albornoz para cubrirte para salir a la sala contigua. Las salas de masajes las tenían pensadas sobre todo de cara a dar masajes a parejas con dos camillas. El masaje fue sencillamente increíble!

Y tras el masaje y el baño, nos tocó recoger todas nuestras cosas y decir adiós a este pequeño paraíso, ya nos venía a recoger Roy para llevarnos al aeropuerto. Nuestro alucinante viaje estaba cerca de finalizar. Antes de abandonar el Ubud Haggins Gardens nos regalaron unas figuritas de una pareja de balineses de recuerdo.

El viaje en furgoneta era odioso sobre todo porque se tarda mucho en llegar de un sitio a otro, pero llegamos a Depansar donde tras despedirnos del "simpático" guía, embarcamos las maletas para viajar rumbo a Bangkok. El viaje fue tranquilo y aprovechamos para descansar, leer y escribir un poco nuestro diario de viaje.

En Bangkok nos tocó sacar nuestro equipaje, lo facturamos directamente ya con la Thai hasta Madrid (aunque el viaje era con escala en Roma). Lo peor del viaje fue que la escala en Bangkok fue de varias horas y nos terminamos conociendo todas las tiendas del aeropuerto y casi a la gente, si bien es un aeropuerto enorme, muy moderno y con mucho movimiento de viajeros.

Lo más curioso fue cuando estábamos tomando un refresco en un bar, y vimos como un hombre occidental ligaba con la camarera thailandesa, hasta ahí más o menos normal, aunque también la pidió el teléfono. Lo más impactacte fue cuando la propusó ir juntos al servicio! Menos mal que la chica no fue porque nos quedamos de piedra al ver que la imagen que tiene mucha gente de Thailandia es real, sólo ven a las chicas como mercancías del sexo!

Y tras pasear un rato más por el aeropuerto, al fin dijimos adiós a Thailandia y volamos con la Thai. Tras el incidente de la ida, ya habíamos aprendido, por lo que para la vuelta nos habíamos super asegurado de volar juntos. El viaje fue tranquilo, casi todo el tiempo medio durmiendo o viendo películas. Y tras una breve paradita en Roma, por fin llegamos a Madrid... nuestra aventura asiática había terminado...

2 comentarios:

COCA Y FER dijo...

Hola chicos!felicitaciones por el blog,lo descubrimos buscando info sobre Thailandia.queriamos ir este julio a conocer lo mas importante de Thailandia,Camboya,Bali..pero solo tenemos 12 dias..que nos aconsejan conocer?
Los invitamos a leer nuestro blog,UN ARGENTINO EN NIGERIA,donde de ves en cuando tambien contamos algunos viajes que podemos hacer por estar viviendo en Africa..!
Saludos,Coca.

ciudadanos del mundo dijo...

Hola chicos! Gracias por vuestras palabras. Sentimos mucho el no haberos contestado antes... pero es que durante mucho tiempo, no hemos podido dedicarle nada de tiempo al blog... Deseamos que disfrutarais en vuestro viaje, por lo que hemos visto en vuestro blog así fue! Os agregamos a nuestro blog, un saludo chicos!