25 mar 2009

Diario de nuestro Viaje a Rumania II

Seguimos con nuestro relato del Viaje a Rumania en el verano de 2008, viene de 1º Parte.
DIA 2:
Estábamos tan cansados que dormimos como unos bebés, y tras espabilarnos y desayunar las cosillas que habíamos comprado en la habitación, estamos listos para patear a fondo Bucarest y descubrir todos sus encantos.

Nuestro primer objetivo era visitar el Museo del Pueblo o Museo Satului, que se halla en medio del Parque Herastrau, en un lateral de una de las grandes avenidas que salen del Arco del Triunfo, así que no tardamos nada en llegar! Pagamos 6 lei cada uno y para adentro. Este museo es de la época comunista y reproduce más de 70 edificios tradicionales que se encuentran al aire libre, como si fuese un pueblo. Aunque por las pintas, más que copias a nosotros la mayoría nos parecían que se trataba del edificio original.














Nos gustó muchísimo. Sobre todo porque es todo a tamaño real y porque no sólo se reproduce el exterior, sino que también puedes ver cómo vivían por dentro, aunque lo malo es que la mayoría estaban cerradas pero bueno. Eso sí, a nosotros nos hizó muchísimo calor. Visitarlo lleva tiempo porque es muy grande, aunque es genial ver las distintas casas de cada zona y ver cómo vivían en cada sitio. Además hay también tres iglesias de madera de Maramures que son impresionantes!
Y asfixiados por el calor y un poco quemados por el sol, antes de salir, entramos a ver la tienda del museo que tenía cosas muy curiosas, sobre todo las cosas talladas en madera y unas máscaras como de carnaval.
Y de ahí, con el coche, fuimos para el centro. En concreto fuimos a la Plaza Unirii que era como más comercial, y tras aparcar en una calle cercana fuimos al McDonald´s que había en esa plaza. Nos pedimos cada uno un menú big mac súper con coca-cola y patatas (aquí el ketchup se compra), lo indicamos porque nos dejó más que sorprendidos que por todo pagamos sólo 8€! Tras descansar allí un poco y planear la tarde nos fuimos a seguir descubriendo la ciudad.

Decidimos ir andando para ver la zona centro de Bucarest. Vaya avenidas! Lo malo es cruzar de un lado a otro, pero al final llegamos sin problemas hasta el casco viejo. Son calles con encanto, aunque creemos que necesitan cuidados urgentes y que se reparen sus edificios de tipo francés... porque sería muy muy bonito.
Llegamos a la calle Stavropoleos que es donde se está el restaurante donde habíamos cenado el día anterior, y una de las iglesias más importantes de la ciudad. Se llama Biserica Stavropoleos y tiene toda su fachada e interior pintado, es una cucada!

De camino a Calea Victoriei, nos fijamos en la bonita fachada del Caru´cu bere y justo cuando sales, te encuentras con el Museo Nacional de Historia, cuya fachada nos recuerda un poco al Museo de Orsay de París, precioso.

Y ya por la Calea Victoriei, subimos bajo un calor asfixiante, en busca de la iglesia de ladrillo que habíamos visto desde el coche y que es una de las más importantes. Lo malo es que calcular en esa ciudad las distancias es muy complicado, ya que en el coche al ser rectas se llega muy rápido, pero andando las distancias son bastante amplias! Pero bueno, al final llegamos a la Biserica Cretulescu que se encuentra medio encajonada al lado de la Plaza Revolutiei. También es ortodoxa y es muy bonita.

Echamos un vistazo a la Plaza, para variar, es descomunal y no transmite nada... Ahí fue donde se dieron los enfrentamientos que provocaron la caída de Ceaucescu. Tiene el Palacio del Senado y estatuas en honor de los caídos.

Desde ahí bajamos de nuevo por Calea Victoriei, donde entramos en una iglesia pequeñita donde había una boda. Nos quedamos un rato observando... cuántos símbolos y menudo ritual!

Decidimos entrar por un pasaje que estaba lleno de locales con sus sillas en la calle, con la gente bebiendo y fumando narguiles... muy acogedor. Nos sentamos allí un rato a tomar algo frío y descansar un poquito, que el calor nos estaba machacando totalmente.

De ahí, fuimos hacia la Plaza Universitati donde se encuentra la Universidad del siglo XIX. Al lado, en los jardínes del Museo Municipal había un mercadillo de antigüedades con cosas muy curiosas e interesantes.

Antes de coger el coche, entramos en el Carrefour que había cerca para comprar sobre todo agua (=apa plata). Y ya con el coche, fuimos a ver el Palatul Parlamentului que es una pasada desde las mega avenidas que Ceaucescu se había construido. Con los edificios iguales, sus amplias aceras y las fuentes en el medio... muy propio de todos los dictadores.

Recorremos en el coche el Bulevard Unirii, y lo que nos sorprende es descubrir que esos pisos son de los más caros de Rumania, por lo amplios que son y por lo bien que están hechos.



Dejamos el coche cerca de la fuente principal, donde había unos niños bañándose tan contentos... Las vistas son espectaculares. Aprovechamos a tomarnos algo fresquito en el chiringuito que habían montado al lado del Parlamento por lo de la Eurocopa, y probamos un dulce típico de Sibiu que estaba muy bueno.


Como el cansancio ya nos había hecho mella, decidimos comprar alguna cosilla de tentempié y directos al hotel a ver el partido de España - Italia (qué contentos cuando ganamos!). A dormir que aún nos queda mucho viaje por delante!




DIA 3:
Tras pagar el hotel, emprendimos el viaje. Vaya tráfico para salir de Bucarest, tardamos un montón... pero bueno, así observamos las colmenas comunistas de la periferia de la ciudad... emprendíamos ruta hacia una Rumania más rural.
En primer lugar, fuimos en dirección Pitesti que era la única autovía del país. El paisaje es un poco anodino, campos enormes con algún que otro sembrado, pero sin mucho encanto que digamos...

Pitesti es una ciudad industrial, una vieja gloria que estaba un tanto desfasada, y sin ningún atractivo para el turismo.

De ahí fuimos hacia Ramnicu Valcea, el paisaje es ya un poco más bonito, más verde y con montañas. Esta ciudad es famosa por sus balnearios, y se nota, hay un montón de la época comunista, vaya mamotretos!
Seguimos más, como hacia las montañas, y es que el objetivo de ese día era visitar varios Monasterios del Valle de Olt, que son verdaderas joyas de arte de la zona de Valaquia.
El primero que visitamos fue el Monasterio de Coiza, está al lado de la carretera. Según entras hay un jardín y la iglesia está en medio del Monasterio y de las flores. La Iglesia es impresionante! Tiene todo el porche y el techo pintado, y por dentro está toda pintada... no sabes ni dónde mirar! En la primera sala (pronaos) tiene un montón de cuadraditos con figuras, algunas muy deterioradas porque es la parte más antigua. Dentro hay más pinturas, y en la parte que separa el altar, tiene representado el árbol de Jesé.

Salimos fuera, visitamos la especie de cueva donde ponen las velas... vaya condensación de calor! También visitamos el Museo que tienen con objetos religiosos y cuadros antiguos, qué curioso a San Nicolás le pintan como con chichones!

Y alucinados con todo, nos volvimos al coche, con rumbo ahora a Horezu que es Patrimonio de la Humanidad. Esta zona es más rural, es como volver al pasado! La gente trabaja el campo con la azada y por las pintas, todo es manual.
El Monasterio está como en una montaña, así que subimos. Antes de entrar en el recinto habitado, aparcamos el coche en la sombra y nos preparamos un picnic allí tan ricamente. Y ya con la tripa llena, fuimos a ver el Monasterio.

Es un cuadrado blanco, muy chulo, lleno de plantas y con la Iglesia en el centro. La Iglesia es impresionante. Toda pintada, pero aquí las pinturas están mejor conservadas y son mejores. No sabes ni dónde mirar con tanta belleza!














El Monasterio de Horezu es de monjas y van vestidas de negro. Nos asomamos al comedor que también está pintado, y tras pasear por el patio, volvimos al coche.

Antes de nada, fuimos al sitio que teníamos reservado para dormir en Horezu pueblo, la Pensiunea Crioeano. La encontramos sin problemas, es una casa tipo chalet. La señora, con la que nos entendíamos casi por señas, nos enseñó nuestra habitación arriba del todo. Estaba bastante bien, con mininevera y el servicio como en la terraza, pero todo muy limpio y acogedor.

Dejamos allí las cosas y nos encaminamos al Monasterio de Polovragi. Está más apartado y es más complicado de encontrar, pero llegamos. Es muy bonito porque está al lado de unas gargantas y rodeado de una pradera.

La puerta de entrada es de madera tallada, muy bonita. Este Monasterio, lo que son los edificios, es más pequeño que el de Horezu pero es como más acogedor. La Iglesia la estaban restaurando, y cuando íbamos a ver las pinturas de la fachada, salió una monja que nos mando como a una capilla provisional, pero si nosotros lo que queríamos era ver las pinturas! Pero no había manera, cada vez que nos acercábamos, nos decía algo!

Fuimos a ver una Iglesia pequeñita que tienen detrás, justo al lado del cementerio. También está pintada y es muy cuca. Lo que nos gustó de este Monasterio, esque es como los de antes, con sus huertos, vacas y demás...


Al salir, decidimos ir por la carretera que va hacia las Gargantas de Oltet, pero que se vuelve después camino. Pasamos al lado de unas cuevas que deben tener estalactitas, y seguimos para adelante. Qué fresquito se está allí y el paisaje es precioso! Pero como no sabíamos a dónde iba el camino, al final nos dimos la vuelta.
Al llegar al pueblo donde dormiríamos, paseamos un poco por el centro y compramos algo para desayunar al día siguiente. Antes de volver a la pensiunea, cenamos en un restaurante que parecía de camioneros, pero fue todo un acierto. Comimos unas tortillas de queso y salami, y un plato regional con polenta, huevo frito y salchichas... muy rico todo y muy barato.
Y de ahí a descansar y a relajarnos un poco...

CONTINUARA...

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