17 dic 2009

Diario de nuestro Viaje a Egipto VIII

Viene de la Parte 1ª, Parte 2ª, Parte 3ª, Parte 4ª, Parte 5ª, Parte 6ª y Parte 7ª.

DIA 7:

Esa noche dormimos genial, sin los ruidos del tráfico... y menos mal porque ese día nos esperaban muchas cosas por ver... Desayunamos fuerte en el buffet, y ya con las pilas cargadas, salimos donde habíamos quedado con Sami, quien ya nos estaba esperando.

Sami nos dijó de ir primero al Museo Arqueológico, pero la verdad es que nosotros preferíamos ver la ciudad, porque conociéndonos sabíamos que en el Museo nos podíamos tirar horas... y sobre todo nos apetecía ver el Cairo. Así que primero fuimos a visitar el Barrio Copto.

De camino, Sami paró a repostar, pero para nuestra sorpresa lo que echó fue gas y es que el coche es de gas y gasoil! Qué curioso! Aunque eso de hechar gas con nosotros dentro... no sabemos sino sería un tanto peligroso, pero bueno...

El Barrio Copto se llama así porque es cristiano y los cristianos egipcios son coptos, que es una rama del Cristianismo más parecida quizás a los ortodoxos. Este barrio, siempre ha sido un baluarte de la Cristiandad y antiguamente hubó más de 20 iglesias en menos de un kilómetro cuadrado, aunque ahora sólo quedan unas cuantas.

Sami nos dejó al lado y nos esperó en un café. Para acceder a este barrio de callejuelas medievales y laberínticas, hay dos entradas. Si queréis un mapa de este barrio, pinchar aquí.

Entramos por una especie de escalera subterránea, dando con un callejón donde venden libros y fotos antiguas. Así llegamos al Convento de San Jorge, donde pasamos a ver la Iglesia. Estaba llena de niños, como de un colegio, estaba un tanto deteriorada y para entrar donde están los Iconos hay que descalzarse. Eran muy curiosos los cuadros, parecían un poco de todo a cien... Había gente que se ponía como unas cadenas, una señora muy amable nos las pusó también a nosotros, aunque no sabemos su significado.

De ahí, fuimos en busca de la Iglesia de San Sergio que es la más antigua, vaya laberinto de callejuelas! Debajo de esta Iglesia, hay una cueva que es donde se dice que se escondió la Sagrada Familia cuando huyó a Egipto. Pero apenas la pudimos ver porque estaban en misa. Nos recordó mucho a las ceremonias de Rumania, son muy largas y solemnes.
Paseamos por sus callejuelas, en busca de nuevas cosas por ver. Entramos en una iglesia más moderna, lo que nos sorprendió fue que la gente ahí era aún muy religiosa...
Para ver la famosa Iglesia Colgante, nos tocó salir fuera. Está justo enfrente del Museo Copto y al lado de los restos de las fortificaciones creadas por Trajano. La Iglesia Colgante, tiene una gran escalinata para acceder.


Y sorpresa... había un bautizo! Qué graciosos el niño y la niña vestidos como de mini obispos... qué suerte el poder verlo! Lo cierto, es que esa iglesia es preciosa, vaya joya el trabajo en la madera.












Y así dimos por terminada nuestra visita a este barrio. Fuimos al café donde habíamos quedado con Sami, que estaba sentado con dos hombres. Nos sentamos con ellos, María tomó un té y Alberto un café turco. Qué extraño y qué lujo poder estar sentados allí, en un café auténtico, rodeados de hombres bebiendo, con sus sishas y jugando al domino...

Desde allí, nos fuimos a la Ciudadela para visitar la Mezquita de Alabastro o de Mohamed Ali. La Ciudadela fue residencia de los gobernadores de Egipto, durante aproximádamente 700 años. Ahí se hallan tres mezquitas muy distintas, varios palacios que ahora son museos y varias terrazas con bellas vistas al Cairo. Un mapa de la Ciudadela.

Pagamos la entrada y para dentro. La Mezquita de Alabastro es una pasada, y eso que estaba muy sucia, porque si estuviese blanca, sería realmente espectacular! Justo al lado hay una terraza desde donde se ve muy bien El Cairo, vaya mega urbe!

La entrada a la Mezquita es por un lateral. Para entrar hay que quitarse los zapatos, que llevamos con nosotros. Según entras, das con el patio que tiene en el centro las fuentes para las abluciones. Ahí es donde está el reloj que cambió Mohamed Ali con Francia por el obelisco de Luxor, lo mejor de todo, es que nunca funcionó!


Dentro está todo cubierto por alfombras y había un montón de gente que se te ofrece como guía. Nos sentamos en el suelo para verla bien y leernos lo que viene en la guía. Nos recordó un poco a Santa Sofía de Estambul, a María por las fotos y a Alberto de cuando visitó esa mágica ciudad.

Desde allí, nos fuimos a ver la Mezquita de an-Nasir Mohamed, que es la única estructura que queda en pie de los tiempos de los mamelucos. Es bastante distinta de la de Alabastro, y se notaba que allí ya no iban tantos turistas.

Dimos una vuelta por la Ciudadela, buscando en pozo de José que supuestamente hay, pero por más vueltas que dimos no lo encontramos. No visitamos ninguno de los diversos museos que hay en los palacios, ninguno nos atraía demasiado y tampoco es que tuvieramos mucho tiempo...

Dejamos la Ciudadela para ir hasta donde estaba Sami. La gente miraba bastante a María, normal, ellos iban con abrigo y ella con manga corta! Cuando fuimos era invierno, pero para nosotros hacía calor... pero la verdad es que en ningún momento María se sintió acosada por las miradas ni nada de eso. La verdad es que los egipcios nos parecieron bastante correctos en ese sentido.

De ahí, fuimos a ver las dos mezquitas que están al lado. La mezquita-madrasa del Sultán Hassan y la mezquita de ar-Rifai, que ya desde fuera son increíbles! Pagamos las entradas que son por separado, y para adentro.

Primero fuimos a la del Sultán Hassan, donde nos hicieron dejar los zapatos fuera (luego a dar propina, claro) y pasamos a verla. Es de la época de los mamelucos y es una joya. Era también una escuela, no sólo una mezquita. Es enorme y tiene un montón de recovecos. Está construida a escala de las grandes catedrales europeas y tardaron sólo 7 años en construirla. Contiene el mausoleo del sultán Hassan.

Tras verla, pasamos a ver la Mezquita de ar-Rifai que está justo enfrente y donde parece que hay más culto. Aquí ya habíamos aprendido y nos llevamos los zapatos con nosotros en la mano. Aunque parece de la misma época que la anterior, más de 600 años las separan. Allí hay varias tumbas reales.

Y de nuevo a donde habíamos quedado con Sami. Seguimos con nuestro acercamiento al Islam, ya que ahora íbamos a ver la Mezquita de Ibn Tulun. Por si os interesa, un mapa de la zona islámica del Cairo.
Es el monumento musulmán más antiguo que se conserva y se mantiene en funcionamiento. Se inspiró en la antigua mezquita de Samarna (Iraq). Primero tiene una muralla, y después un patio cuadrado de 90m de lado con el minarete en espiral en el centro, y se halla bordeado de una enorme arcada en sus cuatro lados. Es muy simple y geométrica en sus formas, lo que hace que sea preciosa. Lo que nos pareció más curioso, es que según la guía, las maderas que hay encima de los arcos dicen que eran del Arca de Noé...
Y con un hambre de escándalo, y contentos porque ya habíamos visto casi todo lo que queríamos ver, le indicamos a Sami que nos llevará al Museo Egipcio.

Qué caos de ciudad! Vaya tráfico! Vimos un semáforo (el único), pero no sirve para nada, porque nadie lo respeta! Sami si que paró, pero fue casi peor, así que al final tiró... Nos dejó en un aparcamiento cercano al Museo, y para allá fuimos a verlo!
Qué de gente! Es como si todos los turistas estuviesen allí, porque la verdad es que fuera del Museo tampoco vimos tantos...
Lo primero que hicimos tras sacar la entrada, fue ir a comer. Fuimos a la cafetería que había en un lateral del museo, y nos dejó alucinados, porque para ser uno de los Museos más visitados del mundo es súper cutre! No recomendamos a nadie ir allí... nosotros comimos algo, pero todo bastante cutre y el servicio muy deficiente.
Y directos para el Museo. Según entras, la primera impresión que tienes es que es enorme y que no sabes ni dónde mirar de tantas cosas como hay! Lo cierto, es que nos pareció más un almacén de antigüedades que un museo, vaya chasco!
Decidimos visitarlo tranquilamente, sin agobiarnos, parándonos donde nos interesará... porque verlo todo es humanamente imposible, se necesitarían un par de días enteros como mínimo!
La planta baja sigue un orden cronológico. Lo que más nos impactó fue la sala dedicada al faraón hereje Akenatón y a su dios Atón. Vaya personaje! Parecía un extraterrestre, vaya cuerpo más raro... y es que María se estaba leyendo "Sinhué el egpicio" y claro, le atraía conocerlo un poquito más...
También está la estatua de diorita negra de Kefrén (perfecta), la conocida como "el alcalde de la aldea" que es una estatua de madera, estatuas procedentes de Medium y muchísimas más cosas...
Subimos a la primera planta, donde se halla todo lo encontrado de Tutankamón, increíble! No pensamos que hubiese tantísimas cosas, vaya despliegue de oro y de trabajos orfebres... una verdadera pasada! Y se nota, que ahí es donde están todos los turistas... Entramos como en una especie de cámara acorazada, que es donde está la famosa máscara del sarcófago y las principales joyas del ajuar funerario.
Paseamos un poco más por el Museo, donde también hay momias de diversos animales. Y un tanto agobiados por tantas cosas, salimos.
Al final, estuvimos algo más de lo que esperábamos. Fuimos donde habíamos quedado con Sami y desde ahí nos llevó al-Khalili. Sami nos dejó en el mismo sitio que el día anterior, y fuimos directos al Fishawi´s a tomarnos un té y fumarnos una sisha. Ese día había muchos menos turistas que el día anterior, casi éramos los únicos así que normal que nos persiguieran los vendedores...
Ese día nos sentamos dentro, vaya agobio, pero mola. Nos resultó muy curioso, un grupo de chicas que se llevaron allí la comida rápida y se la comieron allí mientras fumaban la tradicional sisha. Antes de irnos de este gran bazar, regateamos y nos compramos una sisha... la verdad es que aún no la hemos estrenado!
Y hacia donde estaba Sami. Estábamos muertos! Y camino del hotel. La verdad es que gracias a Sami, creemos que conocimos más la ciudad y que estuvimos en sitios más reales. Lo más divertido fue cuando nos vendía unos cabritos que tenía y le dijimos que estaban muy buenos... nos miró con una cara de "estos españoles están locos!, la cabra se come grande"...
Vaya paliza de día, pero mereció la pena... Ya en el hotel, el chico del ascensor nos dijó que desde la azotea hay una vista muy bonita de las Pirámides... así que fuimos a verla, preciosas!
Y tras una duchita reconstituyente y un poco de relax, decidimos cenar en uno de los restaurantes del hotel. En concreto fuimos a uno que era tipo italiano. Muy rico todo y súper abundante... estábamos casi solos, así que la cena fue súper tranquila y relajada, lo que se agradeció y mucho.
Y antes de dormir, dejamos las maletas hechas y todo recogido, pues nos tocaba madrugar para coger por la mañana nuestro vuelo hacia España... qué penita!!!!
DIA 8:
Qué sueño! Bajamos a desayunar, pero ligero pues no teníamos muy bien el estómago ninguno... las especias quizás?
Ya nos estaba esperando el de la agencia para llevarnos al aeropuerto. Pese a que era muy pronto, ya había tráfico, y el conductor era un peligro! Pero bueno, llegamos sanos y salvos al aeropuerto. La sisha nos tocó facturarla... pero llegó sana y salva, algo que no teníamos muy claro...
Nos despedimos del de la agencia y ya para dentro. Para ser el aeropuerto de la capital, es un poco cutre y no tiene casi de nada... así que hacemos tiempo como podemos.
Vaya suerte en el avión! Nos tocan los asientos de atrás del todo, que son bastante bastante más estrechos... pero bueno, la chica que va a nuestro lado era súper maja y fuimos entretenidos hablando todo el viaje con ella. Escala en Barcelona y ya rumbo a Madrid.
Qué felicidad cuando llegamos a casa de los padres de María... a descansar, porque vaya paliza de viaje y de madrugón!!! Y así, fue todo nuestro viaje por Egipto...


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